lunes, abril 11, 2011
Proyecto Nautilus / 41
Nautilus sigue creciendo bajo la protección amorosa de amigos y vecinos. Llegamos el sábado con Adri y Mariana y nos recibió Federico en el muelle. Jornada de trabajo. Mientras clavaba el piso fuimos pasándole un curador a la madera. Las chicas cocinaron y sacaron fotos.
Me gusta cómo se ve el río desde la casa.
Resfriadísima y todo fuimos igual. Infaltables los mates en casa de Vilma.
Con las últimas lanchas se produjo el recambio. Se fueron las chicas y llegaron Ana y Ale. Las carpas armadas y una latita de cerveza oficiaron de comité de bienvenida.
A falta de buenos incendiarios como Juan o Lore...nos quedamos sin fuego. Pero el guiso de verduras de Ale quedó delicioso.
Nos acostamos temprano pero el resfrío no me dejó dormir.
A las cuatro me llevé la bolsa de dormir al muelle. Todo el cielo estrellado entre las casuarinas. El monte y su reflejo caleidoscópico en el agua, la primera luz de la mañana y un vientecito frío fueron mis compañías.
El domingo llegó Roberto y plantamos a Manitas, descubrimos que se puede vivir en un barco, que los panqueques con dulce de leche y coco son una de las siete maravillas del mundo y que con organización y paciencia se puede manejar un bote y llevarlo a buen puerto.
En la última lancha, decorada con luces rojas y con el timón recubierto de piel llegamos a Tigre.
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