Atardecía en Nautilus cuando llegó la noticia de tu partida. Juntamos hortensias y construimos una pequeña balsa, repasé con Nina el soundtrack de toda mi vida escuchando Spinetta, de toda la poesía que me llegó a través de sus manos o de su voz, los rituales, los recitales, escuchar al Flaco con mi padre o con mis hijos...
La pequeña balsa se enredó primero con unos camalotes y luego con las raíces de un árbol.
Con una vara de ligustro hicimos olas para que pudiera seguir viaje. El agua se detuvo y se cubrió de reflejos dorados. Los perros se sentaron a mi lado. Con una voz muy pequeñita canté...dale gracias por estar...
Nos quedamos en el muelle hasta que la balsa se perdió río abajo.
Gracias Luis, alma de diamante
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