Quería ver la sombra de las araucarias contonearse sobre el prado y a las muchachas de ojos coralinos entretejer guirnaldas y flores de papel sobre las ramas aún no la dejan salir desde la ventana los manteles lavándose son peces de algodón y el río se ufana de su espuma de jabón de su alcurnia de mar
(la niña enciende una vela a la sanadora verde)
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