Era y no era de noche un paso angosto de piedra caliza la condujo hacia una estancia iluminada por velones y después a un jardín vidriado de extraño diseño vegetal olía a madreselva y a sangre de animal recién sacrificado y eso la despertó
Las sombras destilaban sus jugos y rumores entre las camelias sanadora roja sin aliento se sentó la esfinge representaba un buey o un león pero su tacto era suave y afelpado casi la piel de un niño estaba tibio como si encerrara en su seno la llama viva de un volcán ella se levantó los vestidos montó a la bestia inmóvil un gemido musical reverberó en los cristales el olor a sangre a vino a hoja dulce se hizo insoportable la muchacha derramó sus licores sus pétalos rosados y el animal volvió a la piedra satisfecho
(calle abajo repicaron tres veces las campanas de la catedral)
2 comentarios:
El deseo como gran emoción, fuera del orden y la razón... el sabor del instinto en clave de excitación alucinante... un verdadero viaje de sensaciones...
disfruté leerte
el eros desplegado..ni mas ni menos
gracias por pasar
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