a liliana campazzo
El faro del fin del mundo es blanco
apenas más visible que los acantilados donde
bandadas de loros entumecen el tendido de cables
y el viento trae la voz de los corsarios al estuario
su afán de pedrerías de amores salvajes
es la horizontal del aire
un piano en una callecita empinada en patagones
una casa amarilla yuyo seco brizna para arder
las altas ventanas en donde el espliego pasó a ser jazmín
y todas las lluvias del mundo lavándome los ojos
soy lo que he visto
pasan los días y se hacen volutas como el humo del té
es la vertical del fuego
mi hogar en esa encrucijada
en la que los muertos
tienen tanto por decir
2 comentarios:
hermoso. un poema más extenso de lo que suele leerte. me gusta mucho. besotes.
gracias Vero...apenas huellas de viaje, y la lectura de Aquí nos vemos de Berger
aquí la lluvia cae intensa y dan ganas de seguir mecido por ella...
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