he dormido apenas tres horas y desperté con la ciudad amaneciendo
me estado buen rato en el balcón oyendo despertar la calle las dos Hermanas
y he salido a la calle
Llegué hasta el Prado y vi la muestra de Turner
no pude más que pensar en Venecia negra y sus diarios.
Luego encontré a Elfriede en el museo y juntas llegamos al Bosco
Lloré.
recordé el poema de Olga
Hieronymus Bosh en desusada compañía
un ángel domesticado por la contemplación de inalcanzables lejanías, una burbuja azul suspendida en el centro de una esfera donde flotan las almas;
luego los jardines de Carlos III y la felicidad de los encuentros
la ciudad me recibe
y el mundo es una manzana que brilla a la que aún no he dado el primer mordisco
1 comentario:
"y el mundo es una manzana que brilla a la que aún no he dado el primer mordisco"...
Bueh, diría que le vas dando el segundo o el tercero, no?...
Qué hermoso todo lo que estás narrando de tu travesía... te sigo, Mari!!!
Cariños cariñosos para vos y Raquel... (cómo me gustaría estar ahí!!!!!!!!!!!!!)
Besos!!!
Noe
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